Por: L.T.F. Christian Horacio Jácome García
En reiteradas ocasiones he escuchado un sinfín de comentarios acerca del correr, que es para locos, que si gano algo con el andar en pleno sol o en la lluvia, que si has bajado de peso porque estás enfermo o bien que si me pagan por hacerlo, si supieran que, al contrario, yo pago por correr (creo que al final se duplicarían todos esos pensamientos de mi locura). Que, para qué corro, si al final estoy cansado o bien me ando quejando de todas mis dolencias.
En ocasiones inclusive me he llegado a preguntar que, si en realidad, esto es solo para locos, porque levantarse a las 5:00 am cuando lo único que se escuchas es la soledad de la calle o a las 4:00 pm cuando el sol está en su máximo esplendor, ir a correr a la montaña con un frío aterrador con pendientes que a cada paso te retan a rendirte y regresar a tu confort, pero que todo esto al final es un sentimiento de placer, de plenitud al percibir el frío, la lluvia, el sol, el aire. Que no es otra cosa más que una señal de que estoy vivo, de que soy libre.
¿Cuál es la finalidad de correr? Vencer a nuestro yo interno, esos monstruos que nos atacan a diario. En el no puedes, no lo hagas, ¿para qué? ¿Qué van a decir? Y esas mil y un preguntas que surgen en nuestro interior, a veces sin respuesta. Que solo las logramos responder cuando vencemos esos obstáculos, esos límites que solo te pones tú.
En esta vida hay de dos: o lo intentas o te quedas con la enorme incertidumbre del que hubiera pasado si…
No te voy a negar, aun llevando ya 3 años en el mundo del maratonismo, hay cosas que me siguen dando miedo, el ritmo es de mis peores enemigos y el no terminar de creer en mí se vuelve mi peor pesadilla. Al final solo son incógnitas que lograrás resolver con valentía, disciplina y mucho compromiso. ¡Atrévete!
La vida está hecha de pruebas que a veces no queremos afrontar, pero te juro que una vez que se intenta y se logra ganas más de lo que esperabas y si no se logra ganas aún el doble, porque tienes ahora una manera de cómo no hacerlo y regresar más fuerte, más centrado y con todas las ganas del mundo de superarlo.
¿Qué ganas con correr? Disciplina, responsabilidad y compromiso; pero sobre todo vencer y lograr cuanto te propongas. No me refiero solamente al ámbito deportivo, porque al final toda esta enseñanza, la debes llevar a tu vida diaria. Es muy cierto, ¿de qué te serviría correr y aprender un sinfín de enseñanzas si al final no las aplicas en tu andar cotidiano?
Ten cuidado con los pensamientos de volverte corredor porque una vez hecha la primer meta ya no puedes parar.