MNR. ETO. LTF. Claudia Pamela González Bueno Investigadora titular de la Maestría en Neurorehabilitación
Nuestro cuerpo es un perfecto espejo de nuestro sistema de creencias, pues al creer que el dolor nunca mejorará, entonces así será. El dolor, como experiencia basada en diferentes procesos neurofisiológicos, también involucra factores influyentes en la percepción e intensidad del mismo, siendo fuente de múltiples adaptaciones musculares y posturales para cumplir las leyes de economía y confort a las que obedece el cuerpo, sin tomar en cuenta que el equilibrio estará comprometido.
Pero, ¿qué representa éste fenómeno en términos de Neurorehabilitación? Y más importante aún, ¿cómo se relaciona con los procesos neurofisiológicos de control para el dolor crónico? La respuesta podría ubicarse en la comprensión del funcionamiento cerebral, cuyas capacidades neuroplásticas recurren a mecanismos de adaptación funcional para minimizar los daños después de una lesión, modular la percepción álgica, y adquirir nuevos esquemas mediante la programación de praxias a partir de metodologías, que si bien han sido implementadas, no han sido estudiadas a profundidad o respetadas por completo; cuyos principios, más allá de enfocarse en el “fitness”, tienen implicaciones terapéuticas que desarrollan el componente psicomotriz durante la actividad somatosensorial, vestibular y visual. Se trata del Método Klein Vogelbach, mejor conocido como Esferodinamia.
Klein Vogelbach fue la primera en utilizar la pelota en el tratamiento de adultos con problemas ortopédicos. Desarrolló técnicas específicas de tratamiento que posteriormente, serían integradas a mediados de los años 60´s, en un programa denominado “Functional kinetics”. En Estados Unidos, ésta pelota grande de vinilo fue llamada “Suiza”, pues varios terapeutas americanos la vieron utilizarse con propósitos terapéuticos, en clínicas de dicho país. Más adelante, la pelota “Suiza”, fue introducida en gran parte de los Estados Unidos por instructores Bobath, para combinarlo con su metodología. Es así, como a partir de los años 80´s, el campo de acción se fue ampliando para utilizarse además, en pacientes neurológicos, convirtiéndose en una herramienta útil para aumentar el movimiento, pues su inestable base del soporte, requiere continuos ajustes posturales para mantener el balance.
Focalizando el entrenamiento físico en la reorganización de la postura y la búsqueda del equilibrio que está en ajuste permanente, se desencadenan procesos cerebrales de aprendizaje y memoria que involucran la plasticidad sináptica. Ésta potenciación a largo plazo, consolida nuevos códigos de memoria que desprograman la divergencia de la experiencia dolorosa impregnada a nivel talámico (Arjona López, 2015).
Por otra parte, el apoyo en el balón, posibilita el trabajo sobre los acortamientos musculares más frecuentes, que suelen ser fuente de la hiperactividad de fibras C dentro del huso muscular. De modo que, al trabajar grupos musculares con baja programación somatosensorial, y aumentando la movilidad, pueden abrirse compuertas que modulen el síntoma álgico por la secreción de serotonina y factor de crecimiento. La posibilidad que da el balón de cambiar la relación con la fuerza de gravedad, es lo que permite modificar el tono muscular, la relación con el peso y los niveles de tensión.
El aumento de fuerza y movilidad articular, desarrollo de la motricidad, equilibrio y coordinación; así como la mejoría postural, son otros de los efectos de la Esferodinamia, que pueden manejarse en amplias rutinas del movimiento, con posibilidades de sostener el cuerpo en el espacio; con base en un sistema- modelo de control motor y aprendizaje motor, mismos que requieren estrategias cognitivo- conductuales que han resultado ser útiles para el manejo del dolor crónico.
El control motor, como proceso por el cual el sistema nervioso central utiliza información previa y actual del medio interno y externo, para coordinar movimientos funcionales eficaces y eficientes, alude a procesos neurofisiológicos que permiten describir la reorganización cerebral para construir mapas de activación cortical durante la realización de los ejercicios en el balón; requiriendo estrategias cognitivas y de estimulación sensorial que identifican diferentes mecanismos de la neuroplasticidad. Sin olvidar que es necesario adquirir la capacidad de producir acciones expertas, para lo cual recurrimos al aprendizaje motor.
El equilibrio y unidad entre el cuerpo y la mente, aparecen como las modificaciones más importantes en el manejo del dolor crónico. Los circuitos neuronales del cerebro se encuentran bajo continua remodelación, codificando nuevas experiencias para producir cambios en el comportamiento (Alexander, 1988). La atención que se requiere para realizar de forma controlada cada ejercicio, es fuente de distracción para que la memoria pasada respecto a los dolores, el pensamiento y la representación sobre el propio dolor, sean matizados por los procesos de aprendizaje.
“El autoconocimiento, a través de la conciencia de sí mismos, es la meta de la re- educación. El ser conscientes de lo que hacemos, y no de lo que decimos o pensamos, nos amplía el camino de la superación” Y es a partir de ésta noción, propuesta por Feldenkrais (1997), que llegamos a las conclusiones.
Para aprender, necesitamos tiempo, atención y discriminación; para discriminar, necesitamos sentir. Solo desarrollando nuestra sensibilidad, alcanzaremos el control de nuestro cuerpo (Winsor, 2002). El movimiento es una parte indispensable del aprendizaje y el pensamiento; despierta y activa las capacidades mentales al incrementar el número de conexiones neuronales en el cerebro. Bajo ésta premisa, es indispensable que el Neurorehabilitador, genere dentro de su campo de actuación, programas racionales con sólidas bases teóricas, en los que se introduzca la Esferodinamia como propuesta rehabilitadora para el manejo del dolor crónico, y se muestre su eficacia a través de adecuados trabajos de investigación, pues “Nada es permanente en nuestro comportamiento, salvo la creencia de que lo es” (Moshe Feldenkrais).