LA RESPUESTA MARAVILLOSA MEDIANTE LA ATENCIÓN PLENA

La atención plena es una tradición antigua en las prácticas espirituales de oriente… es una forma de meditación que a veces se ha llamado la “conciencia sin elección”.

Lo típico es practicar la atención plena con los ojos entreabiertos. Hay una tendencia, cuando cerramos los ojos, a dejarnos arrastrar, alejándonos de la atención al momento presente, a adormecernos o a perdernos en pensamientos e imágenes, en los recuerdos o la imaginación. Esto no es atención plena. Atención plena es estar, calmadamente, totalmente despierto. 

La atención plena es una forma de relajarnos permaneciendo totalmente despiertos… un testigo de cualquier cosa que surja en la conciencia. Es espaciosa, abierta, libre de avidez, de búsqueda y de apego. La conciencia es como una ventana abierta al cielo de la mente. En la mayoría de nuestros momentos de vigilia, esta ventana sólo mira una pequeña porción del cielo. En atención plena, la ventana parece más grande, permitiendo una visión más amplia.

A veces, la visión se oscurece por el ruido de la mente, que es como el esmog

En silencio, escuchamos el cuerpo, es muy probable que se acompañe de una sensación física o de un impulso. Esto también sería espontáneo, no intencional. 

La atención plena es espaciosa y clara. Es un estado de la mente que permite mayor conciencia de la experiencia del momento presente, cualquiera que esta sea. 

Una analogía frecuente es que la mente es como un cuerpo de agua. Lo que se ve por encima y por debajo de la superficie es como la conciencia. 

En atención plena, no hay intención de hacer que algo suceda. No hay lugar a donde ir. No hay nada qué buscar en particular. No hay preferencia por lo que suceda.

Francisco Varela decía esto acerca de la atención plena:

• Un cambio de dirección de la atención del exterior al interior.

• Un cambio en la calidad de la atención, que pasa de buscar a dejar llegar.

La postura correcta, respiración correcta, estado correcto de la mente, permite que la respiración sostenga el estado de la mente que es la atención plena.

Los viejos hábitos no se van, pero podemos crear nuevos hábitos y podemos aprender a interrumpir los viejos hábitos cuando nos damos cuenta conscientemente y cambiamos una vieja reacción automática por una nueva respuesta consciente. 

Si no haz practicado la atención plena, tu mente estará muy ocupada y habrá una lucha entre permanecer concentrado en un punto de atención  que te propones y una actividad mental incesante; Es como si la mente tuviera voluntad propia, evocando recuerdos o pendientes que tienes, el objetivo es mantenerte enfocado en la respiración, tú cuerpo, los sonidos y estar muy despierto, cada vez que la mente se distraiga con una historia y te des cuenta de ello estarás practicando atención plena.

Se amable contigo, solo observa que mucho tiempo has estado ocupando tu mente y poco haz profundizado en tus emociones, este tiempo que pasamos en casa, es un buen momento y lugar para reconocer las imperfecciones de tu ser. 

Un buen ejercicio es traer mediante la atención plena alguna sensación, dejar que como llega se vaya y ponerte curioso para saber si esa sensación o emoción la traes  pagada desde niño o niña, encontrando el significado de esa sensación poniendo en práctica la compasión por ti, nuevamente en atención plena, ve en busca de tu pequeño, háblale a tu niño interior y actualiza sus creencias, sanando en el aquí y ahora. 

Autor: CMUCH

El Centro Mexicano Universitario de Ciencias y Humanidades es una institución educativa, de investigación y servicio que forma personas de alta calidad humana y excelente preparación profesional que trabajan con el fin de favorecer la integración de los grupos más vulnerables que conforman a nuestra sociedad.

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